A Las Vegas también se la conoce por la ciudad del pecado o la capital mundial del entretenimiento, debido a su popularidad por el juego y las apuestas legales. Pero la capital del condado de Clark y la ciudad más grande y poblada del estado de Nevada debe su nombre al español Antonio Armijo, que llegó a la zona siguiendo una vieja ruta desde Texas.
En ese valle existían algunos manantiales que contrastaban sobremanera con el espectacular desierto que rodeaba la zona y actualmente la ciudad.
Con el tiempo, hacia 1900, esas fuentes serían canalizadas hacia la ciudad, y eso permitiría que los trenes parasen a repostar agua para las máquinas de vapor que circulaban entre la californiana Los Ángeles y Albuquerque, en Nuevo México.
Hoy, la ciudad acoge a los grandes apasionados del tuning, especialistas en accesorios y transformaciones de camiones. Con 40° de temperatura en la calle, el aire acondicionado en todos los recintos, la infinidad de túneles subterráneos que cruzan la ciudad y los grandes ventiladores que desprenden agua palían en gran medida el insoportable calor que sufren sus habitantes desde mayo hasta septiembre.
Aunque al mismo tiempo, el mes de junio, fecha en que se celebra el Great West Truck Show, es la época idónea para llevar a cabo este tipo de encuentros, puesto que la ciudad duplica la cide la ciudad, el Centro de Convenciones de Las Vegas acoge The Great West Truck Show.
Es un salón distinto o atípico a las convocatorias de camiones que se suelen orgafra de sus alrededor de dos millones de habitantes con la afluencia turística.
Aquí no hay constructores ni marcas, como Kenworth, Peterbilt, Freightliner o Mack, entre otros. Para poder contemplar las novedades de estos últimos habrá que ir en el mes de marzo a la edición de Louisville o bien al Salón de Dallas en octubre.
Esta edición en la ciudad del juego está dedicada a artesanos y accesoristas locales que llegan para mostrar sus piezas únicas y en general productos exclusivos realizados de forma artesanal y no en cadenas de montaje en grandes producciones.
Entre ellos encontramos los habituales vendedores de productos de mantenimiento, cubiertas protectoras para techos de remolque, ropa de trabajo, artículos luminosos o incluso ambientadores para que el habitáculo emane fragancias de lavanda o vainilla, entre otros.
El centro de convenciones es ideal para una concentración de este tipo. La grandeza del lugar, de los hoteles y casinos de alrededor es el escenario perfecto para mostrar estos vehículos en su máximo esplendor, pues realzan aún más si cabe su espectacularidad.
Sin embargo, la situación económica actual también alcanza a Las Vegas, y el público asistente ha menguado en esta última edición, puesto que la crisis es aún palpable, y las compras son algo más cautelosas.
En el marco del salón práctico, y como en cada reunión de camiones digna de ser nombrada en el país del tío Sam, se celebró un concurso para recompensar la elegancia de cada trabajo. Aunque los participantes están expuestos en el interior del pabellón climatizado, esta elección popular se realiza en el exterior, para poder observar a plena luz del día las aptitudes reales de cada vehículo.
La mayoría de los participantes llegan la víspera anterior y algunos pulidores ambulantes se acercan para proponer sus servicios y ayudar a embellecer estas joyas de la carretera, ganando así algunos dólares por su ardua labor.
En esta edición 2011 apenas una cuarentena de camiones llegaron mostrando lo mejor de cada uno a la estela de la costa oeste de Estados Unidos.
En su mayoría, los participantes provienen del vecino estado de California. La pareja Sandvik, por ejemplo, ya habitual de esta concentración en Las Vegas y acompañada por tres de sus chóferes, se volverá a casa con el orgullo y el ego bien alto, ya que su magnífico Peterbilt en color borgoña y gris de 1995 se hizo con el trofeo tan codiciado de Best of Show en la categoría Limited Mileage Tractor (Tractora de Recorrido Limitado).
Otro vehículo que aseguró espectáculo, puesto que ganó el premio en la categoría opuesta, fue el de John Silva, su atípico Peterbilt rojo y blanco con el que carga pacas de paja, lleno de toques “hot rod”, como arabescos o pinstrippings. Este 379 de nuestro amigo californiano hizo doblete, ya que también ganó el mismo título el pasado año.
En esta ocasión, los especímenes más raros no vienen del Estado de la Manzana, otro de los numerosos nombres que recibe California, sino que llegan desde los lugares más inesperados.
El Mack Double Eagle del matrimonio Kissinger, llegado desde el norte, concretamente del estado de Wisconsin, se alzó como el mejor del certamen en la categoría Working Truck, o lo que es lo mismo, camiones que circulan regularmente por las extensas interestatales de EE.UU.
Otros dos que se desplazaron desde la Costa Este fueron el Peterbilt combo, negro y naranja de Vinnie Diorio, y la pequeña maravilla de Scott Diller, el magnífico Kenworth W900 negro y rojo. El taller Elisabeth Truck Center, del pequeño estado de New Jersey, realizó un fantástico trabajo, además de más de 4.000 km para asistir al certamen al otro extremo de la nación.
Pintado en un rojo y negro brillante astutamente delimitados por un filete en gris acero, ofrece un acabado verdaderamente suntuoso. Los tonos del interior, acordes con los del exterior, conforman este magnífico Ken. Si por lo general este concurso mantiene un nivel muy elevado, el Truck Beauty Contest, como lo llaman los americanos, ya forma parte de Las Vegas.
Si estáis pensando en realizar un viaje a Estados Unidos, no podéis perderos esta gran cita de Great West Truck Show, en Las Vegas. Entre el sol, la curiosa ciudad de Las Vegas y los célebres bandits manchots probablemente será una experiencia inolvidable.